Taller Estudiantil

Navidad en medio año
Era una tarde del mes de agosto cuando una  familia fue a campar al bosque.


Luis, el abuelo, le dice a José:

- ¡Gracias por sacarme de mi dulce morada!

José dijo: No hay de qué abuelo.

- ¿No sabes que el frío me hace doler los huesos?- le respondió.

Pero José ya no puso atención. Era la oportunidad de salir a pasear con la familia, aprovechando el feriado.

Katiuska, la madre de José, le ordenó:

-José anda a recoger frutas del bosque y, si puedes, también caza algún venado, gualilla o conejos. ¡Gregorio, acompáñalo a tu hermano!

Entonces los dos se fueron a cazar, mientras Katiuska y el abuelo recogían ramas y palitos para hacer la fogata. Después el abuelo se puso a jugar con Kléber, un nieto de diez años, algo perturbado, a quien no le gusta que le hagan cosquillas.

- ¡Ya no! ¡Ya no! ¡Ya no! - gritaba. Pero el abuelo no le hacía caso.

Entonces Kléber cogió uno de los palos recogidos y lo rompió en la cabeza del abuelo. Pobre abuelo, quedó inconsciente; tuvieron que arrastrarlo a la carpa. Katiuska preparó los dos conejos que trajeron Gregorio y José, y después de media hora ya estaban comiendo y todos estaban felices, menos el abuelo que seguía durmiendo. Terminada la cena cada quien fue a dormir a su carpa. Cuando amaneció el abuelo ya estaba despierto y andaba de un lado a otro pidiendo a sus nietos el regalo de Navidad.

José, admirado, intentaba explicarle:

- ¡Abuelo, todavía no es Navidad! ¡Estamos agosto!

Katiuska llama a José y le dice en el oído:

- Creo que es por el golpe.

Entonces José dice:

- Mamá ¿y si le damos el regalo de “Navidad”?

Katiuska responde:

-¡Sí, hijo, eso haremos!

Gilda Franco,
José Zambrano,
Katherine López.
Se terminó el paseo y regresaron a casa. Todos los almacenes y boutiques estaban cerrados por el feriado. Gregorio, al llegar a casa salió a la tienda de la esquina. Tenía que decidir entre detergente y pinzas para secar la ropa. Le compró las pinzas, para que se entretenga.

- Envuélvamela en papel de regalo ¡pero que el papel de regalo sea de Navidad! - dijo.

Diego, el cajero, alzó las cejas y lo hizo al instante, pero preguntó:

- ¿Sí sabes que todavía no es Navidad?

Gregorio respondió:

- ¡Es una historia muy larga!- Y salió veloz hacia su casa.

Con entusiasmo le entregaron el regalo. Pero el abuelo seguía triste: ¿Y la cena? ¿Y el pavo?

Entonces hicieron la cena y el abuelo se sentó a la mesa con todas las pinzas prendidas en el cuerpo, y con una inmensa sonrisa decía a cada rato:

- ¡Feliz Navidad! ¡Feliz Navidad! ¡Feliz Navidad!

Pobre abuelo. Le quedan pocos años. Ojalá nunca se cure, para que entre al cielo con ese espíritu de niño en Navidad.

Ganar al otro lado




Viernes

Yo salí del colegio y llegue a las 6:30 de la tarde. Cuando llegué estaban pasando una misa en mi casa; estuvimos rezando hasta las 11:00 pm. Repartieron la comida y luego me tomé cuatro vasos de cola; me lavé la boca y me fui a la cama.


Sábado

Ronald Cabanilla
Me levanté y vi que estaban jugando pelota afuera de mi casa. Me lavé la boca y me fui donde mi mami; me dijo que le vaya a pitar a los pequeños y me fui a pitar. Cuando jugaron los grandes también me puse a jugar. En la noche concursaron grupos de baile y también hicieron juegos para los niños, como el baile del tomate, la carrera de tres piernas, el ensacado, y al último cantaron para la Virgen.


Domingo

Me levanté a las 11:00. Mientras me lavaba la boca vino mi papá y me dijo que nos alistemos para jugar pelota al otro lado del Puerto, pero teníamos que llevar los arcos. A las 13:00 llegamos y nos llamaron para jugar y ganamos ¡6 a 0! el primer partido. El otro partido también ganamos y nos llevamos la copa.

En la noche yo jugué sólo “el ensacado”.

Me regresé en el carro que iba a dejar los arcos a mi casa y me fui a dormir, cansado.


Mi fin de semana


 Mi fin de semana la pasé bien. Me fui con mi papá a la camaronera de siembra, desde las 10am hasta las 8pm de la noche. Estuvimos cogiendo larva de camarón pequeño, llevando de una camaronera a otra.


Franklin Chalen.
Íbamos con un compañero de trabajo. Él inspeccionaba que no vaya menos carga. El compañero de trabajo me preguntó si quería aprender a manejar el canguro, yo le dije que sí. Él me fue enseñando hasta que aprendí a manejar el canguro-

Al regresar al Puerto nos cogió la Marina y nos preguntó qué hacíamos tan tarde en la mar. Nosotros les respondimos educadamente “Transportando larva de una camaronera a otra”. Nos pidieron matrículas de los botes y del motor, el nombre de la compañía…

El domingo, en cambio, la pasé un poco mal porque estuve en mi casa, y después me llevaron a la tierra de mi papá que es Puná, la isla, porque se había muerto un sobrino. Nos fuimos a la misa que fue a las 14:30 y nos regresamos a la casa a las 17:00.

Mi papá, apenado por la muerte de su sobrino, venía diciendo en el bote: “Paz en su tumba… Paz en su tumba…”